En el vivero de plantas para la restauración del paisaje se cultivan una gran variedad, tanto de plantas autóctonas como de foráneas, con el propósito de ser utilizadas en restauración paisajística, la jardinería o la fitodepuración de aguas residuales.
En este último caso, fitodepuración de aguas residuales, juegan un papel fundamental las llamadas plantas macrófitas.
¿Qué son las plantas macrófitas?
Según el diccionario de botánica coordinado y bajo la supervisión del Dr. P. Font Quer, se define como plantas macrófitas a «todas aquellas visibles a simple vista, lo opuesto a micrófitas«. Dicho de otro modo, la definición literal de macrófitos es: plantas que se ven a simple vista. Por tanto, los macrófitos acuáticos serán las plantas aparentes que viven en el agua.
Los macrófitos acuáticos, popularmente conocidas como plantas acuáticas, designan un grupo funcional de vegetales muy heterogéneo desde el punto de vista sistemático y evolutivo, que es considerado elemento clave en las cadenas tróficas de los ecosistemas acuáticos. Este grupo abarca grupos tan distintos como plantas vasculares acuáticas, macro algas, briófitos, carófitos, pteridofitos, angiospermas y algas filamentosas, adaptadas a crecer en medios húmedos o acuosos.
Normalmente crecen ancladas al fondo, de forma total o parcialmente sumergidas e incluso, en algunas ocasiones, flotando de forma libre.
Catálogo de plantas macrófitas
El catálogo de plantas macrófitas es muy amplio. En cambio, es más reducido en el vivero de plantas macrófitas porque solo se cultivan aquellas que pueden ser comercialmente viables.
Entre las principales especies cultivadas en el vivero de plantas macrófitas se encuentran la Caltha palustris (Calta palustre), Carex pendula (Cárice llorón), Carex riparia (Cárice de las riberas), Cladium mariscus (Junco espigado), Iris pseudacorus (Lirio amarillo), Juncus acutus (Junco redondo), Juncus conglomeratus (Junco amontonado), Juncus effusus (Junco fino), Juncus inflexus (Junco mantecoso), Juncus maritimus (Junco marítimo), Lythrum salicaria (Arroyuela), Mentha aquatica (Menta de agua), Phragmites australis (Carrizo), Ranunculus repens (Botón de oro), Scirpoides holoschoenus (Junco churrero), Scirpus lacustris (Junco de laguna), Scirpus maritimus (Juncia marina), Sparganium erectum (Platanaria), Typha angustifolia (Espadaña de hoja estrecha), Typha domingensis (Espadaña, enea), Typha latifolia (Espadaña de hoja ancha), por ejemplo.
Contando con la posibilidad de poderse programar producciones en distintos formatos, adaptados a los diversos usos de estas especies.
Usos de las plantas macrófitas cultivadas
Entre los diversos usos que se le pueden dar a las plantas macrófitas cultivadas se encuentran:
- Como alimento, tanto animal como humano, con especies tan importantes como el arroz.
- Para la producción de biomasa, pasta de celulosa, biocombustibles, etc.
- Para la fertilización y mejora de suelos.
- En la restauración paisajística de zonas húmedas, donde no solo son útiles por la mejora estética, sino que favorecen el aumento de la biodiversidad. Estas pueden constituir zonas de refugio y anidamiento para la fauna, contribuyendo a la mejora medioambiental de estos hábitats.
- En jardinería, ubicadas en zonas húmedas, estanques o lagos, aprovechando su potencial ornamental.
- En la depuración de aguas residuales. Entre las adaptaciones que presentan estas especies macrófitas, destaca su capacidad para translocar oxígeno desde la parte aérea hasta las raíces, favoreciendo el establecimiento de colonias de microorganismos que contribuyen a la eliminación de contaminantes. También por su capacidad de absorción de nitrógeno, fósforo y metales pesados, que contribuyen a la mejora de la calidad de las aguas.
Para estos usos pueden emplearse estructuradas sobre biorrollos orgánicos en los lugares donde la lámina de agua no es muy profunda o sobre colchones orgánicos flotantes donde la profundidad es mayor.