En el ámbito de la bioingeniería del paisaje, el control de la erosión es una prioridad fundamental, y las mantas orgánicas de paja y coco, una de las soluciones.

La erosión puede tener efectos devastadores en los ecosistemas, la calidad del agua, y la estabilidad del suelo, especialmente en áreas perturbadas por actividades humanas como la construcción de caminos, proyectos de infraestructura, y la agricultura intensiva. También en zonas devastadas por los incendios cuyos suelos quedan desprotegidos ante las acciones del viento y la lluvia.

Dentro de las soluciones para mitigar este problema, las mantas orgánicas de paja y coco se han destacado como una herramienta eficaz y sostenible.

¿Qué son las mantas orgánicas de paja y coco?

Las mantas orgánicas de paja y coco son una modalidad dentro del grupo de mantas orgánicas para el control de la erosión.

En este caso, como también sucede con otras mantas orgánicas, sus materiales son biodegradables diseñados para proteger el suelo desnudo de la erosión hídrica y eólica, mientras fomentan el establecimiento de vegetación.

Estas mantas están compuestas por fibras naturales de paja (generalmente de trigo o cebada) y fibra de coco, un subproducto del procesamiento de la cáscara del coco.

La paja proporciona una cobertura inicial que se degrada más rápidamente, mientras que la fibra de coco ofrece una protección más duradera.

Estas mantas se fabrican tejiendo las fibras entre redes de polipropileno, obteniendo una estructura flexible y porosa, lo que permite que el agua y el aire penetren en el suelo, pero reduce la velocidad del escurrimiento superficial y retiene las partículas de suelo en su lugar. Además, estas mantas ayudan a conservar la humedad del suelo y exceso de calor, favoreciendo la germinación y el crecimiento de plantas.

Características técnicas de la manta orgánica de paja y coco.

La manta orgánica de paja y coco está indicada en aplicaciones cuando las condiciones en taludes son de un desnivel de 3:1, 2:1 y 1:1, con pendiente de hasta 40 metros y una erosión laminar media.

La composición natural base es del 50% paja y 50% coco en muchas de las mantas fabricadas y disponibles en el mercado. En cuanto al componente sintético es el polipropileno(PP) y normalmente, tiene una densidad 17.97 g/m2. La densidad media de esta manta es de 232 a 382 g/m2.

Para dar datos más objetivos, las mantas orgánicas de paja y coco fabricadas y comercializadas por ErosionZero, tiene como nombre comercial manta orgánica SK de paja y coco. Esta se presenta en rollos de 40 metros de longitud y dos de anchura. Los rollos tienen un diámetro aproximado de 45 centímetros.

Testada, la tracción mínima de esta manta orgánica SK de paja y coco es longitudinalmente de 1.74 KN/m y transversalmente de 1.70 KN/m. En cuanto a su degradación media es de 3 años.

Durante su aplicación en taludes o zonas de desnivel acusado, el rendimiento se sitúa entre los 800 y 1.200 m2 por día, con 32 horas de operario.

Características del tejido de la manta orgánica de paja y coco.

Para su fabricación y mantener su estructura, se utiliza el hilo de polipropileno (PP) 1000 den. Tiene un peso de 3,33 gr./m2. En cuanto a su aspecto, es de color marrón y tiene una tenacidad de 4,12 gr./den.

La manta posee por ambos lados la malla de polipropileno. Tanto en su parte inferior como superior, tiene un peso de 7,32 gr./m2, tratamiento UV, con un tamaño de la cuadrícula de 14,94 mm. x 12,70 mm. y una tracción longitudinal de 0,87 KN/m y 0,85 KN/m de transversal.

Cualidades de paja y el coco en estas mantas.

Como hemos avanzado, en el mercado hay un completo catálogo de mantas orgánicas. Unas especializadas, como las mantas orgánicas semilladas, y otras fabricadas con diferentes materiales como esparto, fibra de coco, yute, paja, etc. en diferentes tamaños de fibras y densidades.

En este caso, la paja es comúnmente derivada de cultivos como el trigo, cebada o arroz, es un material ligero y fibroso. En el contexto de las mantas orgánicas, la paja proporciona una cobertura inmediata y efectiva del suelo.

Sus principales características incluyen su rapidez en la degradación. Esta se descompone generalmente en menos de 12 meses, lo que es beneficioso para la protección temporal en áreas donde la vegetación puede establecerse rápidamente; Su ligereza facilita la manipulación e instalación, reduciendo los costos de mano de obra y tiempo; y su alto contenido de carbono, ayuda a mejorar la estructura del suelo y favorece el desarrollo de microorganismos beneficiosos durante su descomposición.

La fibra de coco aporta durabilidad y resistencia. Es un subproducto de la cáscara del coco, es más densa y resistente que la paja. Estas características la convierten en un material ideal para la estabilización del suelo en condiciones más exigentes.

Las fibras de coco pueden durar de 2 a 5 años en el suelo, proporcionando una protección prolongada contra la erosión, lo cual es crucial en áreas donde el establecimiento de la vegetación es más lento. Su estructura le permite que soporte fuerzas mecánicas más altas, lo que lo hace adecuado para pendientes pronunciadas o suelos altamente erosionables.

La combinación de paja y coco aportan protección a corto y largo plazo, convirtiendo este modelo de manta orgánica en una de las opciones preferidas para una variedad de escenarios, desde la estabilización de taludes hasta la restauración de ecosistemas degradados.