La bioingeniería del paisaje es una disciplina técnico científica, en la que las plantas vivas se utilizan como elementos del proceso constructivo, juntamente o no con elementos inertes (piedra, madera, metal…) en las actuaciones de restauración y rehabilitación del medio.
Los ámbitos de actuación son muy diversos y dentro del ámbito montano, se emplean en el control de erosión superficial, estabilización de laderas y desprendimientos, en la restauración hidrológico forestal, en las construcciones viarias, en el control de aludes y avalanchas, en la restauración de cursos fluviales, etc.
En cuanto a las técnicas de bioingeniería, son aquellas que actúan recuperando la resiliencia de los ecosistemas degradados y además de objetivos técnicos, como la estabilización de laderas o la regeneración de márgenes, cumplen objetivos ecológicos, de regeneración de los ecosistemas, paisajísticos, de integración de las obras en el paisaje, socioeconómicos, así como el aprovechamiento de los recursos vegetales que se producen durante el mantenimiento del bosque.
Técnicas y materiales utilizados en tratamientos de bioingeniería.
A modo de ejemplos, entre las técnicas empleadas en tratamientos de bioingeniería se encuentran los muros krainer, escolleras y muros verdes, estaquillados, empalizadas y fajinas forestales para control de erosión del suelo, etc.
Y entre el amplio catálogo de productos, se encuentran los biorrollos, gaviones vegetados y gunitado verde, gaviones flexibles, mantas orgánicas, entre otros.
Ámbitos de actuación de la bioingeniería del paisaje.
Ahondando en la bioingeniería del paisaje en cuanto a sus aplicaciones, algunas de ellas antes mencionadas, estas son diversas, y especialmente útiles en el ámbito montano y fluvial. Entre las más destacadas se encuentran:
- En el control de la erosión superficial. La vegetación se utiliza para minimizar el impacto de la lluvia y los vientos, frenando la erosión del suelo y evitando la pérdida de capas fértiles.
- Para la estabilización de laderas y desprendimientos. Las raíces de las plantas ayudan a sujetar el suelo y a prevenir deslizamientos, proporcionando una solución natural frente a la inestabilidad del terreno.
- En la restauración hidrológico-forestal. En áreas con cursos de agua degradados o sistemas fluviales alterados, la bioingeniería restaura la vegetación de ribera, mejora la calidad del agua y estabiliza los márgenes fluviales.
- Para el control de aludes y avalanchas. En zonas de alta montaña, la vegetación sirve como barrera natural para frenar el movimiento de nieve o rocas, minimizando los riesgos para infraestructuras y poblaciones.
- En las construcciones viarias. En proyectos de carreteras y vías de acceso en áreas montañosas, se emplean técnicas de bioingeniería para integrar mejor las obras en el entorno, reduciendo el impacto visual y ambiental.
Una herramienta para la recuperación ecológica y paisajística.
Además de los beneficios estructurales, la bioingeniería del paisaje cumple objetivos ecológicos y paisajísticos. Al utilizar plantas autóctonas y especies adaptadas al entorno, estas intervenciones no solo restauran la estabilidad física del suelo, sino que también fomentan la regeneración de la biodiversidad local.
La reintroducción de vegetación nativa permite la recuperación de hábitats para especies animales y vegetales, lo que favorece la resiliencia ecológica a largo plazo.
En este sentido, la bioingeniería del paisaje es una solución que integra la ingeniería con la ecología. Las técnicas empleadas no solo se centran en resolver problemas inmediatos de estabilización, sino que buscan restaurar la funcionalidad completa del ecosistema, promoviendo la recuperación natural de los procesos biológicos y paisajísticos.
Beneficios socioeconómicos de la bioingeniería.
El uso de plantas vivas y otros materiales naturales, a menudo obtenidos localmente, contribuye también al desarrollo socioeconómico de las áreas rurales.
En muchos casos, la bioingeniería aprovecha recursos vegetales derivados del mantenimiento forestal, lo que genera empleo local y reduce los costos de transporte y adquisición de materiales.
La integración en el paisaje.
Una de las grandes ventajas de la bioingeniería del paisaje es su capacidad para integrar las obras en el entorno natural, mejorando la estética y el valor paisajístico de las zonas intervenidas.
A diferencia de las soluciones tradicionales, que a menudo crean contrastes artificiales con el entorno, la bioingeniería busca que las obras sean una prolongación natural del paisaje. Esto es crucial en áreas protegidas o de alto valor ambiental, donde la armonización de las infraestructuras con el entorno es un requisito fundamental.