Las fajinas forestales son una técnica de bioingeniería utilizada para el control de la erosión del suelo, especialmente en taludes o laderas con pendientes pronunciadas.

Estas fajinas forestales consisten en la colocación de grupos de ramas o material vegetal, atados y dispuestos de manera horizontal a lo largo de la pendiente.

Su objetivo principal es estabilizar el suelo, reducir la velocidad del escurrimiento superficial del agua y facilitar la acumulación de sedimentos detrás de ellas, promoviendo la regeneración del suelo y la vegetación natural.

Fajinas forestales y biorrollos.

Las fajinas forestales y los biorrollos realizan funciones similares de cara al control de la erosión, pero no son lo mismo.

Los biorrollos son estructuras cilíndricas compuestas de una bolsa de coco con refuerzos de materiales como el polipropileno, polipropileno multifilamentado, poliéster de alta tenacidad o nylon (Nailon).

Son rollos prefabricados de gran resistencia a la acción del agua, muy compactos y rellenos con diferentes fibras orgánicas, como coco, esparto o paja e incluso, en algunos casos, sintéticas como polipropileno.

En cambio, las fajinas forestales son manojos de ramas y tallos atados, normalmente fabricados sobre el terreno, que se colocan en el fondo de zanjas poco profundas y que se recubre parcialmente de tierra después.

Características de las fajinas forestales.

Las características de las fajinas forestales contemplan aspectos como los materiales, disposición y su funcionamiento

En cuanto a materiales, estas se confeccionan con ramas flexibles y tallos de plantas leñosas, atados, comúnmente de especies como el sauce (Salix sp.) o del género Cornus sp., abedules (Betula sp.), alisos (Alnus sp.) y chopos (Populus sp.), que tienen una alta capacidad de enraizamiento.

Las ramas se agrupan longitudinalmente y se fijan al suelo utilizando estacas de madera o varillas metálicas. También pueden ser troncos y ramas gruesas, utilizados solo como barrera, sin la intencionalidad de que enraícen.

Se colocan siguiendo las curvas de nivel del terreno y de forma perpendicular a la pendiente, lo que permite interceptar y ralentizar el flujo de agua. Esto ayuda a minimizar la erosión causada por la escorrentía, favoreciendo la infiltración del agua en el suelo y la sedimentación de partículas arrastradas.

Al reducir la velocidad del agua que corre por la pendiente, las fajinas ayudan a retener el suelo y crear pequeños microambientes donde se pueden acumular sedimentos y humedad. Esto crea condiciones favorables para el crecimiento de la vegetación, que a su vez estabiliza aún más el suelo.

Cuándo se recomienda utilizar las fajinas forestales.

Las fajinas forestales son especialmente efectivas en taludes con pendientes moderadas donde la erosión es un problema, pero aún es posible el establecimiento de vegetación. En pendientes muy empinadas, podrían necesitarse técnicas adicionales o refuerzos estructurales más sólidos.

También son útiles en áreas donde la erosión superficial es predominante, como en laderas donde la capa superior del suelo está siendo arrastrada por el agua.

Si se busca, además, regenerar la vegetación en lugares donde se ha perdido la cubierta vegetal debido a la erosión, incendios forestales, construcción, o actividades agrícolas, las fajinas ayudan a crear un entorno más propicio para ello.

En áreas afectadas por degradación ambiental, las fajinas pueden formar parte de estrategias más amplias de restauración ecológica, facilitando la recuperación del suelo y el retorno de especies vegetales nativas.

Colocación de fajinas para el control de la erosión del suelo

Técnicas complementarias al uso de fajinas.

Las fajinas forestales suelen ser más efectivas cuando se combinan con otras técnicas de control de erosión, formando un sistema integral. Algunas de estas técnicas complementarias, la revegetación con hidrosiembras para acelerar el establecimiento de la cubierta vegetal.

El uso de geomallas y geotextiles para mejorar la estabilidad del terreno y reforzar la estructura del suelo. Así como, en pendientes pronunciadas, establecer terrazas para crear plataformas horizontales que reducen la longitud de la pendiente y disminuyen la velocidad del agua. Las fajinas pueden colocarse en los bordes de estas terrazas para aumentar su eficacia.

Para taludes con riesgos de deslizamiento, se pueden emplear los muros de gaviones (estructuras de malla rellenas de piedra), que pueden proporcionar estabilidad estructural adicional. Las fajinas pueden usarse en la parte superior de los muros o en las zonas aledañas para controlar la erosión superficial.

Y si procede, los sistemas de drenaje, como zanjas o tuberías subterráneas, pueden instalarse para controlar el flujo de agua interna en un talud. Las fajinas pueden ayudar a gestionar el agua superficial, complementando la acción del drenaje subsuperficial.

Esta técnica de fajinas forestales posee ventajas como el ser económica y de bajo impacto ambiental, promover la recuperación natural de la vegetación y mejoran la biodiversidad, así como el adaptarse a diferentes condiciones de suelo y clima.

En cuanto a sus limitaciones, requieren condiciones favorables para el enraizamiento y el crecimiento de las plantas, así como la necesidad de monitoreo y, en algunos casos, refuerzo adicional hasta que la vegetación se establezca completamente.

Con todo ello, las fajinas son una técnica de bioingeniería versátil y eficaz para el control de la erosión en taludes, que funciona mejor en combinación con otras medidas de estabilización y control. Son especialmente útiles en proyectos de restauración ambiental, donde el objetivo es recuperar la vegetación y estabilizar el suelo de manera sostenible.