Estrategias avanzadas de control de erosión en huertos y estaciones fotovoltaicas.
La expansión de estaciones fotovoltaicas en entornos rurales y semiurbanos ha generado nuevos desafíos en términos de sostenibilidad ambiental y conservación del suelo.
Estas instalaciones, que aprovechan la energía solar mediante la disposición de paneles en grandes superficies, representan un nuevo componente en el paisaje, con impactos directos sobre la estabilidad del terreno y los procesos erosivos.
Impacto de las estaciones fotovoltaicas en el suelo.
La construcción de huertos solares requiere considerar factores clave como la orientación hacia el sur, la topografía y la adecuación de la superficie, elementos determinantes para su eficiencia energética. Sin embargo, estas características también tienen implicaciones directas sobre la conservación del suelo, especialmente durante la fase de instalación, cuando se aumenta la susceptibilidad a procesos erosivos.
En la mayoría de los casos, los movimientos de tierra y trabajos de desmonte necesarios para la implantación de las estaciones fotovoltaicas interrumpen el equilibrio natural del terreno.
La eliminación de la capa superficial, que generalmente coincide con la más fértil y rica en materia orgánica, expone al suelo a la erosión hídrica y eólica. Además, la disposición de las placas solares tiende a concentrar la escorrentía en puntos específicos, intensificando la erosión por impacto y acelerando la degradación del suelo.
Desafíos de la erosión y escorrentía en instalaciones fotovoltaicas.
Las estructuras metálicas que sostienen los paneles solares se anclan directamente sobre el terreno, y las zonas perimetrales y de acceso, que suelen estar desbrozadas y limpias de vegetación, agravan aún más la vulnerabilidad del suelo.
La ausencia de una cobertura vegetal adecuada y el desnivel provocado por las estructuras contribuyen a que el agua de lluvia se desvíe de su curso natural, generando procesos erosivos localizados.
Este fenómeno no solo compromete la estabilidad del suelo, sino que también puede derivar en la pérdida de productividad agrícola en áreas circundantes y en la degradación del paisaje.
A largo plazo, el deterioro de la capa fértil y la formación de cárcavas pueden generar problemas serios de sostenibilidad para las estaciones fotovoltaicas y los ecosistemas locales.
Soluciones de bioingeniería para el control de erosión en estaciones y huerto fotovoltaicos.
Para mitigar los efectos de la erosión en estas infraestructuras, es fundamental la implementación de soluciones técnicas basadas en principios de bioingeniería del paisaje.
Como ejemplo de estas actuaciones, hacemos referencia en este artículo a la empresa Erosionzero, líder en el sector, que ofrece una gama de productos y soluciones diseñadas específicamente para controlar la erosión en contextos complejos como el de los huertos y estaciones fotovoltaicas.
Entre los productos más efectivos se encuentran los biorrollos, mantas orgánicas y gaviones flexibles.
Estas soluciones han sido ampliamente utilizadas en la gestión de suelos en cultivos de olivar, donde las condiciones de terreno accidentado y la erosión representan problemas similares a los encontrados en instalaciones solares.
Valentín Contreras, experto en bioingeniería de suelos y miembro de Erosionzero, ha liderado proyectos de éxito en el control de la erosión en entornos agrícolas y energéticos. Entre ellos destacan iniciativas como el proyecto europeo LIFE+ EUTROMED y TRAMCE, que han demostrado la eficacia de estos productos en la restauración de suelos degradados, combinando técnicas sostenibles con un compromiso ambiental y económico.
Como se desprende de todo ello, el control de la erosión en estaciones fotovoltaicas no solo es una cuestión de sostenibilidad ambiental, sino también de eficiencia operativa y durabilidad de la instalación.
La integración de técnicas avanzadas de bioingeniería, como las proporcionadas por Erosionzero, permite a las empresas del sector no solo proteger sus infraestructuras, sino también minimizar el impacto ecológico, garantizando una coexistencia armoniosa entre la producción de energía y la conservación del paisaje.