El Quercus coccifera tiene un gran valor paisajístico y medioambiental, siendo, además, una de las especies más importante en la región mediterránea, con un alto valor ecológico y cultural.
Este se encuentra adaptado a climas secos y cálidos, por lo que es común encontrarlo en zonas de matorral y monte mediterráneo. También es capaz de crecer en suelos pobres y con bajo nivel de fertilidad, factores por lo que hacen que el Quercus coccifera sea una especie útil para la restauración de suelos degradados.
En cuanto a su uso paisajístico, en el ámbito de la jardinería, el Quercus coccifera es ideal para su uso en jardines de bajo mantenimiento. No requiere de muchos cuidados y puede crecer en espacios reducidos. En espacios amplios, es una opción útil para la creación de setos para demarcar espacios y barreras cortavientos, gracias a su denso y resistente follaje.
Coscoja o carrasquilla
Su nombre científico es Quercus coccifera, aunque popularmente se le denomina coscoja, carrasquilla, chaparro, carrasca o matarrubia. Es nativo de la región mediterránea, principalmente de su parte occidental.
Pertenece a la familia Fagaceae y es un arbusto o pequeño arbolillo de hoja perenne que alcanza alturas entre los 3 a 6 metros de altura, aunque en algunas ocasiones puede llegar a medir hasta 10 metros. Su tronco es robusto, de corteza gruesa y agrietada, de color grisáceo.
Sus hojas, como hemos avanzado, son perennes, de aspecto coriáceo y de color verde oscuro. Su forma es lanceolada o elíptica y miden de entre uno a cuatro centímetros de largo. Una característica distintiva de esta especie es la presencia de pequeñas escamas de color marrón en la parte inferior de la hoja.
El Quercus coccifera es un árbol dioico. Esto significa que posee flores masculinas y femeninas en diferentes árboles. Las flores masculinas se agrupan en amentos colgantes de color amarillo verdoso, mientras que las flores femeninas aparecen solitarias o agrupadas en grupos de 2 a 5 en la axila de las hojas.
En cuanto a sus frutos, son bellotas de forma globosa, de color marrón y con una sola semilla en su interior. Estos frutos son de sabor amargo, pero una importante fuente de alimento para animales silvestres.
Hábitat del Quercus coccifera
El Quercus coccifera es capaz de crecer sobre todo tipo de suelos, aunque prefiere los calizos.
Esta es una especie típica del matorral y monte mediterráneo, por lo que convive con una gran variedad de especies vegetales adaptadas a este ecosistema. Algunas de las especies que se pueden encontrar en su entorno son:
- El Quercus rotundifolia.
- La Pistacia lentiscus y el Pistacia terebinthus.
- El Chamaerops humilis.
- El Rhamnus oleoides.
- El Cistus ladanifer, Cistus monspeliensis, Cistus clusii y Cistus albidus.
- El Rosmarinus officinalis.
- El Thymus vulgaris y el Thymus serpyllum.
- El Phillyrea.
- El Arbutus unedo y el Arbutus andrachne.
- …
El conjunto de todas estas especies, forman un ecosistema rico y diverso, en el que cada una de ellas tiene un papel importante en el equilibrio del mismo.
Como curiosidad, la corteza del Quercus coccifera es rica en taninos y es usada para curtir pieles y teñir lanas de negro. Antiguamente de las agallas que se forman en sus hojas por la picadura de un insecto se obtenía un colorante rojo.
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